No habían ni pasado cuatro días desde aquella emoción por THG cuando ha venido The Avengers para abrirme como una muñeca, sólo que en vez de trapo lo que se ha desparramado es fangirlismo del duro, del teñido de subjetividad y gritos de delfín en vez de argumentos. Se me pasará con los días, lo sé; al menos hasta un nivel aceptable. Es algo triste
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